Thursday, March 15, 2018

La partida de mi abuela

     Si tan solo al principio supiéramos la tragedia qué pasaría. Era un día cálido en aquel verano del 2010. Yo tenía 10 años, además la alegría de tener un descanso de la escuela invadía mis emociones. Del mismo modo mis padres y mis tías habían planeado ir a un lugar turístico llamado “Mazamitla” con venados, cascadas, tirolesas y más. De hecho era como si viéramos un paraíso, era el día perfecto. Por otro lado mi abuela tenía ya 83 años. Aunque ella era muy vieja ella aún caminaba y se sentía muy bien siempre. Además ella estaba sana, su pelo era blanco como el algodón, su piel arrugada por los años. Solamente le gustaba salir a la iglesia, ya que ella era muy religiosa. Asimismo iba a la iglesia regularmente, pero no le interesaban las salidas a lugares diferentes ni turísticos. A si que por lo general ella no solía acompañarnos.
      Aquel 25 de julio mi familia y yo salimos a aquel lugar turístico tan bello. Cuando de repente, algo inesperado sucedió. En resumen mi abuela nos preguntó que si podría acompañarnos a aquel lugar tan bello. Nosotros asombrados, sin duda le dijimos que claro que sí. Debido a que era la primera vez en mucho tiempo que salía fuera de la ciudad. Sorprendidos por la decisión, le compramos a mi abuela su comida favorita--hígado--para que así se sintiera ella aun mejor.
     Más tarde llegamos al lugar con mi familia, había mucha naturaleza-- helechos, rosas y animales que no se ven muy seguido en ese lugar. Mi abuela estaba tan feliz por estar ahí. Ella jamás se había dejado tomar fotos por nosotros, ya que a ella no le gustaba eso de la tecnología ni que ella saliera en fotos. Pero, extrañamente, ese día, sin razón alguna, ella le dijo a mi tía一Hija, ¿Me puedes tomar una foto aquí, por favor? Mi tía estaba de lo más feliz, ya que mi abuela por fin se había querido tomar una foto. Ella felizmente nos dio una sonrisa tan bella como el atardecer de aquel dia.
     Comimos todos juntos, hablamos, jugamos y reímos por mucho tiempo. Después de comer fuimos a ver una cascada que caía de lo más alto y la briza era como nieve en diciembre. De repente, miramos que mi abuela tranquilamente extendió sus brazos como si quisiera volar y la briza de la cascada rozaba su pelo blanco tan hermoso y bien cuidado. Ella suspiró fuertemente y dijo “Gracias”. Nosotros nos extrañamos por aquel gesto tan raro y no solo eso sino que por todo lo que había hecho aquella tarde.
     Mientras que oscurecía nos retiramos del lugar. En el camino ella venía hablando sobre infancia. Pareciera que nos estaba dando un resumen de su vida. Más tarde, llegamos a casa y ella muy contenta bajó del carro. Dijo “Gracias por todo, los quiero, buena noche,” y se fue a su casa a dormir. Además a ella le quedaba muy cerca de nuestra casa, ya que éramos vecinos y siempre mi madre o mi padre le llevaban algo de desayunar.
     A la mañana siguiente, escuché alaridos, gritos fuertes y horribles. Espantados, nos dimos cuenta de que era mi madre que había ido a llevarle el desayuno a mi abuela y miró que aun no despertaba. Mi madre miró su cuarto y se encontró con que ella estaba sin moverse y no respondía--mi abuela había muerto.
     Aquel día fue uno de los días más tristes de mi vida y me enseñó a que hay que apreciar aquellos pequeños momentos felices en la vida, a veces se van de tus manos como arena, y no sabes si se volverán a repetir. Por último, siento que de menos pudimos disfrutar al maximo a mi abuela ese ultimo dia antes de su partida. Así, como el día anterior, no nos imaginábamos que iba a ser la partida de mi abuela.

3 comments:

  1. Es una historia muy impactante, me pude identificar. Buen trabajo!

    ReplyDelete
  2. excelente historia buena experiencia

    ReplyDelete
  3. Me gusto mucho tu historia,aunque fue una una inesperada perdida.
    Bien hecho lo decribiste muy bien sigue asi. :)

    ReplyDelete

Note: Only a member of this blog may post a comment.